NEOFLORA PROBIO BALANCE: SALUD INTESTINAL

Existen una gran cantidad de situaciones que pueden alterar la flora intestinal, como el uso de antibióticos, el uso de corticoides, viajes, dietas inadecuadas… o el estrés. 

Hay bacterias que viven con nosotros en nuestro intestino y que hacen multitud de labores beneficiosas para nosotros y, al contrario, cuando esta microbiota no está en equilibrio podemos tener patología en muy diferentes sistemas y a muchos niveles.

Dr. Alfonso Galán González - Especialista en Medicina de Familia y Urgencias. Equipo médico Neolife e Investigación y Desarrollo Neoactives


 

Tener una microbiota sana es vital para nuestra salud mental, el control del peso y apetito, el descanso, bajar nuestro riesgo cardiovascular, de desarrollar diabetes o cáncer, tener una correcta inmunidad, prevenir el desarrollo de enfermedades autoinmunes, intolerancias, alergias, migraña, diarrea, estreñimiento y dolor abdominal, infertilidad, etc.

Mantener muestra microbiota sana es fundamental para nuestra salud. ¿Qué es esto de la microbiota? Esta pregunta cada vez nos la hacen menos, pues ya hay mucha más información disponible sobre ello.

Lo conocerás como "microbiota intestinal", "microbioma" en terminología anglosajona o "flora intestinal" de forma más coloquial.

Se trata de estas bacterias que viven con nosotros en nuestro intestino y que hacen multitud de labores beneficiosas para nosotros. Y al contrario, cuando esta microbiota no está en equilibrio, podemos tener patología en muy diferentes sistemas y a muchos más niveles de lo que podríamos pensar de unas bacterias que viven en nuestro intestino.

Simbiosis

Vivimos en simbiosis con estos microorganismos, nos necesitamos mutuamente. Y decimos microorganismos, pues no solo son bacterias, también hay hongos y levaduras, virus, protozoos y arqueas.

Unos números interesantes:

  • Tenemos 100 billones de bacterias en nuestro intestino. ¡10 veces más que células en todo el cuerpo!
  • Tenemos más de 1.000 especies diferentes de bacterias.
  • Unos 2 kg de nuestro peso corporal total son microbiota.
  • Constituyen el 48% del peso de nuestras deposiciones.
  • Nuestro organismo es en un 21% proteína; y nosotros no somos capaces de sintetizar muchos aminoácidos (los componentes de las proteínas): nuestra microbiota sí puede.
  • Más del 30% de las sustancias que circulan por nuestra sangre han sido producidas por la microbiota.

Nuestra microbiota necesita comunidades multiespecie en las que vivir y complementarse entre ellas para poder hacer sus funciones, como degradar nutrientes, obtener energía y sintetizar compuestos esenciales para la comunidad.

Como decíamos al inicio, tener una microbiota sana es clave para nuestra salud mental2, control del peso y apetito, descanso, riesgo cardiovascular, diabetes, cáncer, inmunidad, enfermedades autoinmunes, intolerancias, etc3.

La microbiota es de suma importancia para nuestro sistema inmune: el 80% de nuestras células del sistema inmune están en el intestino y se comunican vía sangre y linfa con el resto del organismo. La microbiota influye en la maduración y correcto funcionamiento de nuestro sistema inmune, "entrenándolo" continuamente y enseñándole a qué debe atacar y a qué no4.

Constituye una barrera física y bioquímica para evitar la entrada de patógenos. Si nuestra microbiota no está en equilibrio se produce lo que llamamos disbiosis, que nos lleva a inflamación y a enfermedad.

Se comporta como un auténtico “segundo cerebro”. El sistema nervioso entérico (de nuestro intestino) contiene tantas neuronas como nuestra médula. El 60% de la información que le llega a nuestro cerebro proviene de nuestro intestino y produce neurotransmisores incluso en más cantidad que el sistema nervioso central (SNC). Con nuestro SNC está permanentemente en comunicación.

Grupos funcionales

El grupo más importante y estudiado de nuestra microbiota intestinal son las bacterias. Como decimos, hay más de 1.000 especies que se agrupan en una serie de clases con funciones similares. Esto nos facilita su estudio y análisis.

Distinguimos un grupo de las bacterias de estabilización del medio y un grupo de patógenos facultativos. Dentro del grupo de aquellas que controlan la estabilidad y homeostasis del medio intestinal están las protectoras, inmunomoduladoras, muconutritivas, sacarolíticas primarias y neuroactivas. A sus funciones y consecuencias de su alteración nos hemos referido en otros textos.

Entre los microorganismos patógenos facultativos distinguimos las bacterias proteolíticas y los hongos y levaduras.

De la estabilidad funcional de nuestra microbiota dependen:

  • La digestión de los alimentos.
  • La obtención de nutrientes.
  • El normal rendimiento inmunitario, metabólico y neuroactivo.

Esperamos que con esto hayamos presentado razonablemente a tu microbiota y hayas entendido la importancia de cuidarla.

Desgraciadamente existen una gran cantidad de situaciones que pueden alterar la flora intestinal, como el uso de antibióticos, el uso de corticoides, viajes, dietas inadecuadas… o el estrés.

En el texto de hoy queremos hablaros de la microbiota que llamamos "protectora".

Microbiota protectora

Compuesta por bacterias -cuyos nombres nos pueden sonar- como Lactobacillus, Bifidobacterias y Bacteroides.

Son las bacterias más abundantes del intestino -sus poblaciones medidas en los estudios de microbiota están en el rango de los cientos de millones-. Estabilizan el medio intestinal manteniendo el PH necesariamente ácido en el intestino, sintetizan sustancias que llamamos bacteriocinas y otras como el peróxido de hidrógeno (agua oxigenada) que nos protegen no sólo frente a microorganismos externos, sino frente a un crecimiento excesivo de bacterias y hongos de esos que ya viven con nosotros y que mientras se mantengan en equilibrio no se comportan como nocivos.

Además, fortalece y repara las uniones entre las células del epitelio intestinal (que cuando fallan llevan a los muy manidos cuadros de permeabilidad intestinal).

Si su número está bajo perdemos esta función de barrera frente a patógenos, se desestabiliza el medio favoreciendo la disbiosis y se compromete la absorción de nutrientes.

Podemos, de forma externa, apoyar a nuestra microbiota protectora aportando estas bacterias en un probiótico bien formulado que incluya bifidobacterias5 y Lactobacillus, cepas de estos que estén bien estudiadas y consolidadas.

NeoFlora Probio Balance aporta 53.000 millones de microrganismos y 16 cepas seleccionadas.

En ausencia de patología o síntomas que sugieran una disbiosis importante, es interesante hacer una resiembra periódica de estas bacterias protectoras para “tapizar” nuestro intestino y mantener estable el medio.

En el contexto de una disbiosis objetivada en un estudio, donde muchos más grupos funcionales o parámetros de salud intestinal estén alterados y que precisemos tratar (vs prevenir u optimizar) el aporte de estos probióticos es una base fundamental para establecer un tratamiento que la corrija. No será suficiente con ellos, por supuesto, pero constituyen un tratamiento de fondo vital para que la terapia tenga éxito. 

Una última nota para que os llevéis a casa: las alteraciones de la microbiota se han postulado recientemente como una de las características o determinantes del envejecimiento6por si necesitabais otra razón para cuidarla. 


BIBLIOGRAFÍA

      1. Role of the normal gut microbiota. World J Gastroenterol 2015 August 7; 21(29): 8787-8803
      2. Ng QX, Peters C, Ho CYX, Lim DY, Yeo WS. A meta-analysis of the use of probiotics to alleviate depressive symptoms. J Affect Disord. 2018 Mar 1;228:13-19. doi: 10.1016/j.jad.2017.11.063. Epub 2017 Nov 16. PMID: 29197739.
      3. Exploring the influence of the gut microbiota and probiotics on health: a symposium report. Linda V. Thomas, Theo Ockhuizen and Kaori Suzuki. British Journal of Nutrition (2014), 112(S1), S1–S18
      4. Role of the Microbiota in Immunity and Inflammation. Yasmine Belkaid and Timothy W. Hand Cell 157, March 27, 2014 ª2014 Elsevier Inc. 121-141
      5. Contribución de la microbiota intestinal y del género «Bifidobacterium» a los mecanismos de defensa del huésped frente a patógenos gastrointestinales. Y. Sanz, M.C. Collado, J. Dalmau Acta Pediatr Esp. 2006; 64: 74-78
      6. Probiotics and prebiotics and health in ageing populations. Sylvia H. Duncan∗, Harry J. Flint Maturitas 75 (2013) 44– 50