¿TIENES UN SISTEMA INMUNE FORTALECIDO?

No todo es el número de leucocitos, linfocitos o neutrófilos. Podemos tener alteraciones importantes relacionadas con nuestra inmunidad con un número rigurosamente normal de células. Cómo esas células responden, cómo proliferan cuando es necesario, cómo sintetizan interleukinas, citokinas y otros mediadores es tan importante o más que su número.

El sistema inmunitario (S.I.) lo podemos definir como el conjunto de estructuras y mecanismos en un organismo que permite mantener el equilibrio frente a agresiones externas (patógenos, contaminantes, radiaciones…) e internas (células cancerosas).

Dr. Alfonso Galán – Especialista en Medicina de Familia y Urgencias. Equipo médico Neolife e Investigación y Desarrollo Neoactives


En esta época de pandemia que nos ha tocado vivir, hemos tomado consciencia de la enorme importancia que tiene nuestro sistema inmune. Hemos oído hablar de inmunidad celular, de anticuerpos, de interleukinas, tormentas de citokinas, etc.

Son muchos los pacientes que han acudido a nuestras consultas preguntando por cómo está su sistema inmune, preocupados por si van a ser más susceptibles de tener una infección grave por COVID o por si los anticuerpos que han generado son suficientes o les van a proteger.

Nuestro sistema inmune hace mucho más que responder frente al SARS-CoV-2 o las vacunas. Por eso hemos decidido escribir unas líneas para que lo conozcáis un poco mejor y tengáis armas para saber si lo tenéis fuerte y cómo mejorarlo.

El sistema inmunitario (S.I.) lo podemos definir como el conjunto de estructuras y mecanismos en un organismo que permite mantener el equilibrio frente a agresiones externas (patógenos, contaminantes, radiaciones…) e internas (células cancerosas).

El Sistema inmunitario está compuesto por una serie de células que se encuentran en nuestros fluidos y tejidos y que han sido generadas en la médula ósea. 

Hay 2 tipos de Sistema inmunitario, el Innato o Inespecífico y el Adquirido o Adaptativo.

El Innato está presente en casi todos los seres vivos por simples que sean y utiliza mecanismos como la producción de péptidos antimicrobianos y la fagocitosis. Las células características de este S.I. innato son macrófagos, neutrófilos, células dendríticas, mastocitos, eosinófilos, basófilos y células NK. Detecta unas señales en las células que distinguen las sanas de las dañadas por quemaduras, radiación, virus, bacterias, parásitos...

Por su parte, el  S.I. Adaptativo permite una respuesta inmunitaria mayor así como el establecimiento de una memoria inmunológica. La respuesta inmunitaria adaptativa es específica de los anticuerpos y requiere el reconocimiento de antígenos que no son propios por un proceso llamado “presentación de antígenos”. Las células del S.I. adaptativo son un tipo especial de leucocitos llamados Linfocitos. Las células B y T son las clases principales de linfocitos. 

Este sistema está altamente regulado, como podéis imaginar, por muchos factores y cuando falla podemos tener patologías que podríamos agrupar en 3 categorías: 

  • Inmunodeficiencias: Cuando uno o más de los componentes del S.I. queda inactivo. Esto puede ocurrir por enfermedades genéticas o adquiridas como el cáncer o el SIDA, por déficit de micronutrientes, malnutrición, fármacos como inmunosupresores o corticoides o por el mismo envejecimiento en un proceso llamado inmunosenescencia.
  • Autoinmunidad: Aquí el S.I. falla reconociendo como extraños antígenos propios desencadenando reacciones contra ellos.
  • Hipersensibilidad: Se desarrolla una reacción inmunitaria contra una sustancia generalmente inocua.

Con esto esperamos que se entienda el concepto de la funcionalidad del sistema inmune, no todo es el número de leucocitos, linfocitos o neutrófilos. Podemos tener alteraciones importantes relacionadas con nuestra inmunidad con un número rigurosamente normal de células. Cómo esas células responden, cómo proliferan cuando es necesario, cómo sintetizan interleukinas, citokinas y otros mediadores es tan importante o más que su número.

Medir esto no es un procedimiento habitual o al alcance de todos, por lo que debemos guiarnos por una serie de signos y síntomas que nos pueden estar indicando que nuestro sistema inmune no es perfecto:

  • Si tienes infecciones con mucha facilidad (catarros, faringitis, amigdalitis, candidiasis vaginal, infecciones de orina).
  • Si tienes lesiones en la piel o mucosas (dermatitis, foliculitis, “boceras”, llagas, hongos..)
  • Si tienes múltiples alergias ambientales o a alimentos.
  • Si eres mayor. Hemos hablado de este concepto de Inmunosenescencia, nuestro sistema inmune no funciona bien con los años y esa es una de las razones por las que se tienen infecciones más graves a edades más avanzadas o más incidencia de cáncer.
  • Si te han diagnosticado alguna enfermedad autoinmune, esto es, por ataque de tus propios anticuerpos frente algún tejido tuyo, como la piel (psoriasis, dermatitis...), el intestino (enfermedad de Crohn, colitis ulcerosa...), o alguna glándula (tiroiditis...).
  • Si tomas antibióticos con frecuencia o corticoides es muy probable que tu sistema inmune sufra. Los antibióticos matan nuestra flora intestinal que es vital para el mantenimiento de un S.I fuerte y funcional y los corticoides bajan nuestra inmunidad directamente.
Estos signos apuntan a alteraciones diferentes de nuestro sistema inmune y pueden mejorar si lo cuidamos. Tener un buen descanso nocturno, hacer ejercicio moderado frecuente, controlar el estrés y consumir una dieta rica en fibra para alimentar correctamente a nuestra flora intestinal son estrategias vitales para ello. Cometemos muchas veces el gran error de despreciar estas medidas de estilo de vida en favor de tomar “algo” para mejorar nuestras defensas. No demos por sentado que hacemos esa parte bien, examinemos cómo podemos mejorar nuestro descanso, estrés, dieta y pautas de ejercicio y optimicémoslas, poniéndonos en manos de profesionales si es preciso.
Una vez que tenemos el estilo de vida correcto para que nuestro sistema inmune responda bien, efectivamente hay muchos suplementos que nos pueden ayudar:
  • Vitaminas y minerales como las A, D, C, E, B6, B9, B12, Zinc, Hierro, Cobre y Selenio.
  • Productos naturales de plantas como la equinácea o de hongos como shiitake, reishii o maitake presentes en suplementos como NeoDefense Plus de Neoactives.
  • Probióticos como Neoflora Probio Balance, con evidencia sólida bajando frecuencia de resfriado común, eccema o alergias.
    Este tema puede ser tan extenso como queramos, pero esperamos que con esto tengáis una mejor compresión del sistema inmune, cómo reconocer si no funciona bien y cómo mejorarlo.