10 CONSEJOS PARA DECIR ADIÓS A LA RETENCIÓN DE LÍQUIDOS

Reducir y evitar la acumulación de agua en tu cuerpo es más fácil de lo que parece. Sigue estos 10 consejos y lo conseguirás.

Somos agua. En concreto, dos tercios de agua, aunque esta proporción puede variar de una persona a otra, pero, sobre todo, lo que varía es la distribución de todo ese líquido en el cuerpo. De hecho, en ocasiones se acumula más del necesario allí donde no se necesita, un problema que se da más durante el verano y que afecta, especialmente, a las mujeres.

El organismo tiene sistemas que regulan y mantienen en equilibrio los niveles de agua y otros líquidos en nuestros tejidos, pero cuando este equilibrio se rompe se puede producir lo que llamamos retención de líquidos. Entonces, se forman edemas que no son otra cosa que un aumento anormal del volumen de líquido en el ‘tercer espacio’ (o espacio intersticial), el que hay entre una célula y otra y en las cavidades corporales. El líquido del tercer espacio se encuentra aislado del resto del cuerpo y, por lo tanto, no contribuye a las tareas funcionales del agua corporal en el organismo.

Los síntomas

Este líquido sobrante se suele acumular en tobillos y párpados. En estos casos, se trata de un edema local: la piel aparece estirada o brillante y si presionas con el dedo queda una huella que va despareciendo poco a poco. Estos síntomas son más comunes en los meses de verano debido a las altas temperaturas, que favorecen un peor funcionamiento de la circulación de retorno y una mayor permeabilidad capilar. También puede aparecer un edema en una región, por ejemplo, una extremidad, o, incluso, puede ser generalizado y afectar a buena parte del cuerpo.

Las causas más habituales de la retención de líquidos

  • Una hidratación incorrecta.
  • Mala alimentación, sobre todo si se abusa de alimentos ricos en sal.
  • Pasar muchas horas de pie o sentado o tener un estilo de vida sedentario.
  • Cambios hormonales producidos por el embarazo, la ovulación, etc.
  • Unos capilares sanguíenos debilitados y excesivamente permeables.
  • Consumo de determinados medicamentos como estrógenos, corticoesteroides, antiinflamatorios no esteroideos y fármacos para la tensión arterial.
  • Enfermedades del corazón, hígado o riñones, además de la alteración de la glándula tiroides.

10 consejos para evitar la retención de líquidos

  1. No comas alimentos ricos en sal y azúcar.

Hay que prescindir de alimentos procesados, así como de aquellos que tienen concentraciones altas de sal como ocurre con las salazones, embutidos, salsas, aderezos, snacks salados y algunos quesos. Del mismo modo, hay que evitar las comidas ricas en azúcares propias de postres, golosinas y ‘comida rápida’, ya que tanto un exceso de glucosa como de sal arrastra agua por ósmosis (se filtra a través de los tejidos) y favorece su retención en el cuerpo.  

  1. Añade proteínas a la dieta.

 Si existe una deficiencia en el consumo de proteínas se reduce de manera drástica la producción de albúmina, una proteína que se encarga de mantener líquidos en el torrente sanguíneo y evitar que pasen a los tejidos.

  1. La fruta, una aliada.

Para contrarrestar el nivel de sodio del organismo y mantener el equilibrio de líquidos se recomienda consumir alimentos que aporten potasio, principalmente frutas como los plátanos, el melón y la sandía; además de verduras como las alcachofas, los berros, las acelgas y la calabaza. En esta lista también podemos poner la ciruela, que además combate el estreñimiento, junto a la cebolla, espárragos, alcachofas, apio y piña que son diuréticas y, por lo tanto, favorecen la eliminación de agua a través de la orina.

  1. Bebe dos litros de agua al día.

Si el organismo esta hidratado permitirá que los líquidos retenidos sean eliminados. Sin embargo, es fundamental no ingerir más de cuatro litros diarios para no retener líquidos por sobrecarga. Recuerda: 8 vasos de agua al día equivalen a la cantidad ideal. 

  1. Ayúdate con plantas y suplementos nutricionales.

Hay varias plantas y hierbas con propiedades diuréticas que pueden ayudar a eliminar el exceso de agua en el organismo. Las puedes consumir en infusión o en forma de suplementos alimenticios. Estas son algunas de ellas: diente de león, cola de caballo, ortiga, laurel, té verde, té rojo y salvia.

  1. Practica ejercicio regularmente.

El ejercicio suave favorece la circulación de retorno y el drenaje del líquido intersticial: la natación o caminar durante al menos 30 minutos diarios son dos buenas opciones.

  1. No uses prendas muy ajustadas.

Las prendas muy ajustadas obstruyen la circulación y dificultan la correcta expulsión de los líquidos. Y no olvidéis que la talla de los zapatos y de los calcetines también cuenta; es mejor que te queden holgados a que te aprieten. Además, hay que usar un calzado cómodo, de tacón medio, y evitar los tacones altos y los zapatos planos. 

  1. No permanezcas mucho tiempo sentado ni de pie.

Si tu trabajo no te lo permite, intenta incorporarte al menos cada hora y hacer unos pequeños ejercicios de estiramientos o simplemente andar unos minutos para destensar los músculos. También ayuda colocar las piernas en alto siempre que sea posible. 

  1. Usa medias de compresión que estimulen la circulación sanguínea.

Las medias ayudan a la circulación de retorno, y alivian el dolor, la pesadez y la hinchazón de las piernas. 

  1. Realiza baños de inmersión en agua fría.

Estos baños tienen un efecto vasoconstrictor y favorece la circulación sanguínea. Por otro lado, evita las fuentes de calor excesivo.

Neolife ha creado NeoDren, un suplemento que incluye las 5 de las plantas más reconocidas por sus propiedades drenantes como la cola de caballo, ortosifón, diente de león, ortiga y abedul. Se trata de un producto muy útil en situaciones de retención de líquidos, como apoyo en programas ‘detox’ y de pérdida de peso.

Se puede combinar con NeoGinkgo Pro en el caso de problemas de capilares permeables y/o debilitados (presencia de venas araña, formación de hematomas con facilidad), para una respuesta más eficiente.


BIBLIOGRAFÍA

Kathleen Mahan, Janice L. Raymond. Krause. Dietoterapia. 14º ed. Barcelona. Elsevier; 2017.

Salas-Salvadó, A. Bonada i Sanjaume, R. Trallero Casañas, M. E Saló i Solà, R. Burgos Paláez. 3º ed. Barcelona. Masson; 2014.