SEPTIEMBRE, EL NUEVO ENERO EN PROPÓSITOS SALUDABLES

Con la vuelta a la rutina, y el inicio del curso académico, septiembre se convierte en una época de buenas intenciones en relación con nuestros hábitos de vida.

Aunque en uno de los meses estamos entusiasmados por la entrada del nuevo año y en otro, probablemente, con una sensación de que las vacaciones no han sido suficientes y queremos más, enero y septiembre tienen algo en común: propósitos saludables.

Unidad de Nutrición Neoactives


 

Primer paso: conocer el punto en el que nos encontramos

Antes que nada, vamos a plantearnos lo siguiente: En una escala del 1 al 10, donde 10 es bastante y 1 muy poco o prácticamente nada, ¿qué puntuación darías a haber descuidado tus hábitos?

Si la respuesta es menor a 5, probablemente no suponga una dificultad retomar la rutina. Si se encuentra entre 6 y 7, habrá que dedicarle un mayor tiempo y paciencia, mientras que, si se trata de cifras superiores a 7, lo recomendable es replantearse los hábitos previos al verano. Pues esto significa que las vacaciones se han empleado para liberarse de algo que no era sostenible en el tiempo. Por ejemplo, una “operación bikini”. Por tanto, en este último caso, lo óptimo es contar con ayuda profesional para trabajar la educación nutricional.

Segundo paso: implantar cambios

Para comenzar a cambiar conductas y tomar mejores decisiones, tenemos que ponerlo fácil. Y esto se consigue deshaciéndonos de aquellos alimentos que no son interesantes nutricionalmente (alcohol, helados, fritos, galletas, dulces). Ya que, si disponemos de ellos fácilmente, aunque nuestra intención sea reducir su consumo, terminaremos consumiéndolos hasta acabarlos. Y no es lo mismo salir un sábado y tomarse un helado o un par de cervezas, que tener la caja de 6 y el pack de 12 en casa.

Del mismo modo, disponer de variedad de frutas, frutos secos y snacks más nutritivos, para tener a mano en momentos en los que deseemos picar algo. O, como aún sigue el calor, hacer helados a base de fruta triturada o tener en la nevera algún yogur proteico de sabores.

Tercer paso: planificar

La improvisación suele ser uno de los motivos por los que al final tomamos peores decisiones en nuestra alimentación. Aunque es cierto que en verano debemos adquirir una actitud más despreocupada, esto no tiene que convertirse en comer lo primero que uno pilla. Sobre todo, si no se lleva a cabo una planificación de menús y lista de la compra. De esta forma, la improvisación suele relacionarse con comida rápida (fritura, pizzas y canelones industriales, etc.)

¿Cómo es una planificación sencilla? Diseño de menú semanal, listado de alimentos que hacen falta, comprar y cocinar.

La duración dependerá de las preparaciones del menú. Si no disponemos de tiempo tenemos dos opciones: emplear la técnica de Batch Cooking, o bien, seleccionar recetas sencillas y rápidas. Por ejemplo, para incluir legumbres, en lugar de hacer una ensalada de hélices de lenteja, que hay que cocer, podemos hacerla con garbanzos en conserva (o cualquier otra legumbre). 

Cuarto paso: plantear pequeños objetivos cada semana

Hemos comentado que es importante llevar a cabo los cambios progresivamente. Por tanto, si tu puntuación ha sido alta, no tengas prisa. Céntrate en disfrutar del proceso y no tanto en los resultados. Estos aparecerán, no lo dudes.

¿Qué ejemplos a conseguir podemos plantearnos cada semana?

  • Optar por fruta entera como postre.
  • Dar una oportunidad a ciertas verduras, cocinadas de otra forma.
  • Preparar una versión más nutritiva de alguna de tus comidas favoritas.
  • Hacer una elección de comida fuera de casa en un establecimiento con opciones saludables.

Piensa en aquello que más trabajo te costará llevar a cabo y descífralo en pequeñas metas. En lugar de plantearte eliminar por completo un alimento, primero hay que disminuir su consumo y/o luego buscar alternativas saludables que lo sustituyan.

¿Nos podemos manos a la obra?