¿EXISTE TRATAMIENTO PARA LA ALOPECIA ANDROGÉNICA?
Un problema altamente común y crónico caracterizado por el avance de la miniaturización de los folículos pilosos.
Sus primeros indicios se dan alrededor de la pubertad y es más habitual en el área central del cuero cabelludo. Puede afectar a todas las razas, pero es más común en la caucásica y cuenta con mayor prevalencia entre los 30 y 65 años, además de mostrar patrones diferenciados según el sexo.
Dra. Celia Gonzalo – Especialista en Endocrinología. Equipo médico Neolife e Investigación y Desarrollo Neoactives
La alopecia androgénica (AA) es un proceso en el que la testosterona, por mediación de la enzima 5-alfa-reductasa se convierte en Dihidrotestosterona (DHT). La DHT unida a los receptores androgénicos presentes en la raíz del cabello, desencadena un proceso en el que se disminuye la duración de la fase de crecimiento del pelo, causando que se vuelva más fino y corto, como si se tratara de vello.
¿Cómo detectar la alopecia androgénica?
Para medir la progresión de la AA se utiliza normalmente la escala de Norwood, que consta de 7 estados (1).
¿Hay posibilidad de tratamiento?
La alopecia androgénica requiere tratamiento a largo plazo. En el mercado puedes encontrar muchas medicaciones disponibles, pero sólo hay dos aprobadas por la FDA:
- Minoxidil. Disponible en solución capilar, con concentraciones del 2 y 5%.
- Finasteride. Mediante vía oral, en dosis de 1 mg.
El Minoxidil actúa mejorando el flujo sanguíneo al folículo y alargando la fase anagénica, mientras que el Finasteride inhibe la 5-alfa-reductasas impidiendo ese paso de testosterona a Dihidrotestosterona (2).
Pero como cualquier tratamiento a largo plazo, se presenta una serie de desventajas y efectos adversos; por ejemplo, en el Minoxidil tienen que ver fundamentalmente por las formas empleadas para su aplicación, mientras que los del finasteride son causados por sus efectos a nivel hormonal.
¿Existen otras alternativas?
A día de hoy se está investigando su uso en combinación y nuevas formas de aplicación, como el uso de finasteride en solución capilar, que ha mostrado efectividad en concentraciones del 0,25 y 0,5%.
Otros tratamientos han sido propuestos y están siendo usados, aunque hay que esperar a ver también sus efectos a medio y largo plazo, como son el laser, las microinyecciones, la mesoterapia, el uso de plasma rico en plaquetas (3) y el transplante capilar.
También, en la búsqueda de una alternativa segura a los fármacos más comúnmente usados ya descritos y de los procedimientos más invasivos y costosos, se está investigado el uso de varios extractos herbales y naturales (4, 5).
Saw Palmetto (S repens)
Con efectos similar al Finasteride inhibe la 5-alfa-reductasa y cuenta con un perfil de efectos adversos mucho más favorable (6).
Té verde (C sinensis)
El té verde cuenta con numerosas propiedades a nivel corporal, pero centrándonos en la alopecia, es conocido por sus propiedades antioxidantes (por su riqueza en polifenoles), proliferativas y antiapoptóticas sobre la base del folículo, dando lugar a un cierto efecto inhibidor de la 5-alfa-reductasa consiguen estimular un crecimiento del pelo (7).
Semilla de calabaza (C pepo)
La semilla de calabaza es rica en ácidos grasos poliinsaturados y fitosteroles, que, en el caso que nos ocupa, ejercen un efecto de inhibición de la conversión a DHT que tiene efectos favorables sobre el cabello8.
Romero (Rosmarinus officinalis)
Su composición actúa de forma similar al Minoxidil, mejorando la circulación sanguínea en el folículo. Hay estudios en los que se los compara, sin mostrar diferencia significativa a favor del Minoxidil (9) .
Semilla de uva (Vitis vinifera)
Las proantocianidinas presentes en la semilla de uva han demostrado actividad en la proliferación de células foliculares aisladas de ratones y en la reversión de la fase del pelo en estudios en personas (10).
Regaliz (G glabra)
Un estudio comparativo con Minoxidil tópico al 2%, mostró mayor actividad en cuanto a crecimiento de pelo. Se piensa que los fitosteroles pueden inhibir también la 5-alfa-reductasa (11).
BIBLIOGRAFÍA
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