¿SABES QUÉ ES LA GRASA VISCERAL? ¿CUÁLES SON SUS PELIGROS?

Tendemos a asociar tallas grandes con un peor estado de salud debido al exceso de peso. Sin embargo, esta situación no siempre se relaciona. Existe un tipo de grasa, con actividad proinflamatoria, que se encuentra en la zona del tronco, en contacto con nuestros órganos, que no entiende de aspecto físico.

Se puede tener un bajo peso y una apariencia delgada y ser un candidato perfecto para sufrir un evento cardiovascular a consecuencia de niveles elevados de grasa visceral. La que no vemos.

Laura Pérez Naharro - Unidad de Nutrición Neolife e Investigación y Desarrollo Neoactives.


 

No solo la grasa total es importante, sino el tipo y su distribución

El tejido adiposo o grasa ha sido siempre considerado como el reservorio del exceso calórico. El lugar donde se almacena el extra de calorías. Sin embargo, hoy en día sabemos que actúa como órgano endocrino, esencial en la formación de hormonas, tratándose de un tejido metabólicamente.

Es importante distinguir entre tejido adiposo subcutáneo, ubicado debajo de la piel y, aquel que se encuentra rodeando los órganos internos, conocido como grasa visceral.

La acumulación de grasa visceral es un factor de riesgo para el desarrollo de enfermedades cardiovasculares. Su localización, a diferencia de distribuirse de forma proporcionada en el cuerpo, se presenta principalmente a nivel abdominal. Por lo que, como hemos anunciado, el peso, talla o Índice de Masa Corporal (IMC) no son indicadores óptimos de salud. De hecho, la circunferencia de la cintura es un indicador mucho más representativo y fácil de medir.

Peligros de la grasa visceral

La evidencia establece de forma concisa que la grasa visceral está asociada a factores de riesgo cardiometabólicos más allá de la obesidad. La acumulación de tejido adiposo a nivel de los órganos aumenta el riesgo de sufrir diabetes tipo 2, hipertensión arterial y síndrome metabólico.

Además, tanto el exceso de grasa como su distribución son factores de riesgo independientes para el desarrollo de cáncer de colon

El tejido graso visceral libera ácidos grasos libres a la circulación. El exceso de estos se reabsorben a través de la vena porta, pudiéndose acumular en el hígado (lo que conocemos como hígado graso o esteatosis hepática no alcohólica).

De forma indirecta, los macrófagos (un tipo de glóbulos blancos) que se encuentran en este tejido, secretan citoquinas proinflamatorias y, como resultado, el tejido visceral induce un estado crónico de inflamación sistémica de bajo grado, conduciendo a la resistencia a la insulina.

¿Se puede medir la grasa visceral?

Como se ha mencionado, su distribución a nivel abdominal es un gran indicador. Por lo que el perímetro de la cintura puede ser una estimación de este tejido. Un perímetro superior a 91 cm y 89 cm en hombre y mujeres, respectivamente, ya están indicando un exceso de grasa visceral.

A nivel clínico, se recomienda la combinación de diferentes índices antropométricos (relación cintura/altura y perímetro de la cintura) junto con parámetros bioquímicos (niveles de triglicéridos y colesterol). Y pruebas como la espectroscopia de resonancia magnética y la tomografía computarizada, ya que tienen un alto nivel de precisión.

Con DXA, aunque no se puede evaluar de forma precisa la filtración de grasa, sí nos indica la cantidad precisa de este tejido.

¿Cuál es la causa?

El exceso de grasa u obesidad es una patología multifactorial que no puede atribuirse a una ni tampoco a determinadas causas. Sin embargo, el exceso de grasa visceral sí puede atribuirse a algo en concreto: nuestros hábitos de vida. Alimentos de baja densidad nutricional y calórica (alcohol, bollería, dulces, fritos, carnes procesadas, exceso de carbohidratos refinados), sumado a una falta de ejercicio físico y sedentarismo.

Además de ello, y a consecuencia de ciertos niveles de hormonas, los hombres y mujeres en menopausia tienen una mayor predisposición a acumular grasa en esta zona. 

Prevención y tratamiento

Para evitar o disminuir el exceso de grasa visceral, debemos tener en cuenta varios aspectos:

Potenciar una alimentación antiinflamatoria:

  • A través del aporte adecuado de antioxidantes: alimentos ricos en carotenoides (mango, naranja, pimiento rojo, tomate, papaya, melocotón); flavonoides (té verde, cacao, cítricos, uvas, coles, puerros, cebollas, arándanos, ciruelas); tocoferoles o vitamina E (frutos secos, aceite de oliva) y vitamina C (fresas, brócoli, kiwi).
  • Alimentos ricos en vitamina D (lácteos enteros, pescados azules, huevo).
  • Manteniendo una carga glucémica constante a través de la elección de carbohidratos complejos, de grano entero y no refinados, priorizando las legumbres. Empleando técnicas culinarias que no den lugar a un demasiado procesamiento del alimento, optando por frutas enteras en lugar de zumos y añadiendo especias hipoglucemiantes como la canela. En este aspecto, pudiéndose acompañar las comidas con NeoFD Control para evitar los picos de glucosa en sangre.
  • Manteniendo un adecuado ratio omega 3 y 6. El cual se consigue consumiendo 2 veces a la semana pescado azul (pudiendo ser en conserva) y evitando el abuso de productos preparados y comida rápida que viene elaborada con aceites de baja calidad (ricos en omega 6). 

Una actividad física regular es esencial. De hecho, en la siguiente revisión sistemática y metaanálisis (2) se ha observado cómo solo el ejercicio, sin tan si quiera acompañarlo de restricción calórica, consigue reducir el tejido adiposo visceral.

Es importante incluir ejercicio aeróbico de alta intensidad y combinarlo con entrenamiento de fuerza y explosividad.

Tratamiento farmacológico de dislipemias, cuando el consejo médico lo requiera. En el caso de tomar estatinas para la reducción de los niveles de colesterol, se recomienda la suplementación con coenzima Q10 ya que uno de los efectos secundarios del fármaco es el agotamiento de este antioxidante en nuestro organismo. En Neoactives lo encontramos como NeoCoQ10 Ubiquinol.

Como consejo final, paciencia. No hay vía rápida para mejorar esta situación de la noche a la mañana. Y cambiar nuestros hábitos requiere de tiempo.


BIBLIOGRAFÍA

    1. Keum, N., Lee, D. H., Kim, R., Greenwood, D. C., & Giovannucci, E. L. (2015). Visceral adiposity and colorectal adenomas: dose-response meta-analysis of observational studies. Annals of oncology : official journal of the European Society for Medical Oncology26(6), 1101–1109. https://doi.org/10.1093/annonc/mdu563

    2. Vissers, D., Hens, W., Taeymans, J., Baeyens, J. P., Poortmans, J., & Van Gaal, L. (2013). The effect of exercise on visceral adipose tissue in overweight adults: a systematic review and meta-analysis. PloS one8(2), e56415. https://doi.org/10.1371/journal.pone.0056415